9 de diciembre de 2014

GROENLANDIA (8): AL FIN, LOS PERROS

Queridos amigos:
Terminamos la semana pasada con una cena reparadora y una no menos reparadora sesión de sleeping. Tantos días de emociones nos van dejando fatigados, y necesitábamos esta reparación. De modo que ya nuestras pilas están cargadas, y al amanecer estamos de nuevo buscando paisajes y aventuras. Una de mis fotos favoritas es la de mis amigos, en plena faena, recibiendo en el rostro los primeros rayos de sol...


Primero un paseo por la playa, buscando motivos interesantes para acompañar al amanecer. El cielo sigue relativamente despejado, aunque hay algunas nubes altas que ofrecen posibilidades fotográficas (los cielos azules son demasiado simples para los paisajes, creo yo...) , así que no dejemos de intentarlo...
Cuando volvemos al pueblo, pasamos junto a un elemento que parece que nunca falta en ningún lugar del mundo: luego, alguien nos dirá que representantes de la mismísima FIFA estuvieron una vez haciendo fotos y tomando medidas. Y no es para menos, pensamos, en la misma orilla del mar. Se me ocurre, sobre la marcha, que estaría chulo presenciar un partido...


El resto del día, sin mucho estímulo, lo pasaremos paseando por el pueblo, entablando pequeñas conversaciones aquí y allá (es increíble, pero ¡hay gente por la calle!), a través de las ventanas, visitando correos, buscando localizaciones para la noche, buscando detalles en el puerto, entablando amistad con los perros del lugar...







Hasta que llega la noche y de nuevo comienza nuestra rutina: cena, equipo, abrigo y a la calle. Esta noche, de nuevo se ha despejado y el cielo está muy claro, los -20 ya se han hecho habituales, y nos parecen más o menos "lo normal", así que no será eso lo que nos asuste... Sólo que las auroras son bastante suaves, y la luna casi llena las disipa un poco más. aunque admitámoslo: la luna ilumina el paisaje y las fotos son más completas. Si queréis un consejo (que nadie me ha pedido...): no aceptçeis todas las reglas que oigáis sólo por que sí, experimentad con las situaciones, siempre, y sacad vuestras propias conclusiones. Sólo así sabréis de verdad vuestras mejores opciones, vuestros puntos débiles y fuertes, vuestras situaciones favoritas, vuestro "estilo personal".
El caso es que nos volvió la vena de los "autorretratos nocturnos". Así quedaron más o menos...




Y sin mucho más que contar, otra noche en Groenlandia se nos fue. Nos queda tan solo un día en Qeqertarsuaq, y otro que pasaremos en Ilulissat a la vuelta, y esto ya huele a final. Pero esta mañana, después del paseo del amanecer, Ove nos tiene preparada una noticia, que nos da entre el olor a bacon y huevos recién fritos: "alguien ha venido contando que el lago nosequé está bastante congelado, por el frío de este último par de días, y dice Johanes que si queréis podéis pasar un día fuera con el trineo y los perros". ¿En serio? ¿Que si queremos? La sugerencia nos resulta muy graciosa, porque creíamos que ese era nuestro principal objetivo. Terminamos de desayunar y nos equipamos a toda prisa, porq efectivamente, Johanes vendrá muy pronto a recogernos. Y no puede ser más alucinante: Johanes nos viene a recoger... En trineo. Sabemos que la excursión no será muy larga, pero ahora sentimos que nuestro "círculo polar" se va a cerrar. Incluso nos encontraremos con algunos otros trineos de gente que, como Johanes, "no aguanta más sin salir un rato". Así que allá vamos:



Los trineos no son muy rápidos, y las bajadas no son, ni mucho menos, vértigo a tumba abierta. La velocidad se mantiene controlada porque la seguridad de los perros, de las personas y de los objetos es una prioridad, por supuesto, Se utilizan unos curiosos (e ingeniosos) dispositivos de freno: estas maromas que se cuelan por los patines delanteros, aumentando el rozamiento con la nieve y limitando el deslizamiento. Cuando la cuesta se suaviza, se pude equipar uno o los dos "frenos"


Mientras, Johanes también está feliz, y nosotros disfrutamos de nuestro "momento selfie" (o sea, el autorretrato de toda la vida), antes de la parada para el bocadillo, y del regreso, a media tarde al campamento de Qeqertarsuaq...






Y en fin, antes de pasar a otra cosa, quiero que veáis esto. Creo que os gustará:


Al llegar a casa, había nuevas sorpresas: Nejanguaq tenía una visita, unos estudiantes Daneses (compatriotas al fin y al cabo) están haciendo prácticas en la escuela donde ella trabaja (interesante la posibilidad de realizar prácticas en cualquier parte del país, ¿no?), han venido a tomar el café en casa, y en estos momentos están viendo su traje típico, lleno de preciosos detalles, mientras ella les explica cómo se hace cada cosa, y qué significado tiene, y el muuuucho trabajo que cuesta cada detalle. Y eso que el danés no es de mis mejores idiomas...


Las calzas de cuero, mejor agarre sobre el hielo que ningún otro material al alcance en estas tierras...


Los encajes, los bordados...


...Y las cuentas. No sé de dónde salen, pero hacen que el traje pese una barbaridad. Desde luego, son preciosas...


Esta noche es nuestra última noche en Qeqertarsuaq, De nuevo, saldremos en busca de la aurora. Aunque hoy no vamos a tener suerte, al menos nos acompaña la luna, que ilumina nuestros intentos. En cuanto a la aurora, tal vez mañana...



2 comentarios:

  1. Como mola la ruta con los perris, bueno y todo mola por que esas auroras ultimas una gozada, debe ser todo tan diferente.
    Saludos Rafa.

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  2. Gracias, Fernando, por tus comentarios y tu seguimiento. ¡Vamos a por otra entrada!

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