
El caso fue que quedamos en preparar una sesión para este día, el único que podíamos coincidir, y a las 6 y media de la mañana nos encontramos con la desagradable sorpresa de que llegan unos cazadores y aparcan tres coches a menos de 100 metros. "Se jodió la mañana", fué lo único que pude pensar yo, y de hecho no hubo visitas aladas en tres horas, que aprovechamos para charlar un poco y "arreglar el mundo". La suerte fue que a las 11, los cazadores recogieron sus bártulos y se fueron, con lo que la mañana no estaba del todo predida, aunque la mejor luz ya se había escapado... A partir de ese momento, el ambiente en el aire fue creciendo de manera exponenecial, hasta que llegamos a contar decenas de milanos y también ¡de buitres leonados!, que acabaron presentándose allí a almorzar.
De hecho, los buitre bajaron antes y se comieron casi todo, y los milanos bajaron después, sin disputas pero sin compartir, primero unos y luego los otros. Como veréis en las fotos, la luz deja bastante que desear, pero desde luego la experiencia fue muy emocionante, todo ocurría muy deprisa, y lo pasamos estupendamente. Y cuando ya nos íbamos, todavía nos quedaba una sorpresa en forma de juvenil de alimoche (nunca habia visto uno), que se limitó a aterrizar y posar un poco, antes de despedirse de nosotros y dar por terminada nuestra apasionante sesión.

Hasta la próxima, amigos, y como siempre, se agradece todo lo que tengáis que comentar.